Estoy convencido de que la base de la consolidación de este negocio familiar, ha sido y es la pasión que siento por este oficio. Quiero destacar ante todo que soy un apasionado de mi oficio. Es cuando hacemos lo que nos gusta, cuando podemos ofrecer lo mejor. Siempre habrá gente que trabaje únicamente por dinero y no por amor a lo que hace.

No me motiva colaborar con proveedores que insisten e insisten en que compre, prometiendo maravillas para después no verlos más, lo que me gusta es afianzar relaciones, que prosperen y perduren, me interesan las personas y profesionales comprometidos, con pasión por su trabajo y lo que les gusta.

Cuando nos rodeamos de personas apasionadas, todo se engrana logrando un servicio global de calidad, pudiendo ofrecer siempre lo mejor, llegando a los estándares de calidad del entorno en el que nos encontramos y equilibrando la oferta a la de nuestros vecinos hosteleros.

Los principios de esta cocina fueron como los de cualquier proyecto que comienza poco a poco, comencé con lo que sabía hacer, con lo que había aprendido de toda mi trayectoria profesional en la hostelería. Con todo el cariño y toda la ilusión del mundo comencé a hacer realidad este proyecto familiar, Restaurante-Vinoteca, Los 5 Sentidos.

Con ayuda de mi madre, la que nos ha dado siempre de comer a todos, su experiencia y saber hacer, incorporamos sus platos y recetas, arrancando la actividad del restaurante con 10 platos, la mitad de ellos no eran cocinados, eran tibios y/o fríos pues estaba yo solo en sala y cocina. Enseguida me di cuenta de que existía una gran demanda de cocina elaborada, entonces tuve la oportunidad de contar con un gran cocinero que se sumó al proyecto y encaminó no sólo la oferta gastronómica, sino que me enseñó a ser el cocinero que soy ahora.

Un gran profesional del que aprendí muchísimo tanto a nivel culinario, como a nivel profesional, gestión de cocina y gestión de negocio, una ayuda inestimable que me permitió mejorar todos los factores que me acercaban a la excelencia, permitiéndome seguir por mi propio camino.

En un principio mi ilusión era montar una vinoteca ya que con los años me había especializado en el vino, llegando a llevar una distribuidora yo solo, tanto la gestión de las compras y ventas, la apertura de clientes, la elección de los vinos, como el día a día del negocio. El mundo del vino me enamoró y a partir de entonces no dejé de aprender y conocer más y más sobre el vino, las bodegas, las uvas, las calidades, sus cualidades, temperaturas, maridajes y un infinito etcétera.

Sin embargo la vida misma me llevó a incluir en el negocio la oferta gastronómica pues la zona y el público así lo demandaban y la rentabilidad del negocio también.

En nuestra carta se reflejan mis viajes y el aprendizaje que me llevo de cada cultura gastronómica. En Los 5 Sentidos no queremos ofrecer modas o tendencias ni hacer más de lo mismo, intento y y siempre he intentado hacer mi propia cocina, por las ganas que me mueven a hacer siempre las cosas diferentes para poder ofrecerles lo que no pueden probar en otros sitios.